En la última entrega nos enfocamos a hablar del asma en sí, lo que es este trastorno, los factores de riesgo a su alrededor, y la sintomatología que pueden desarrollar las personas que la padecen, sin embargo ¿cómo podemos diferenciar o estar seguros de que se trata de asma y no de otra enfermedad o trastorno?
Diagnóstico
Cabe destacar que es indispensable acudir con un médico que pueda redireccionarle con un especialista capaz de comenzar con todo el proceso. Inicialmente se deben tomar en cuenta ciertos criterios aptos de brindar información crucial sobre el historial clínico del paciente para avanzar en el diagnóstico:
Naturaleza, duración y desencadenantes de los síntomas.
Edad y circunstancias del inicio de los síntomas.
Relación entre síntomas y esfuerzo físico, y relación entre síntomas y ocupación.
Estacionalidad y variaciones circadianas de los síntomas.
Cambios de la sintomatología en viajes.
Tabaquismo activo y pasivo.
Alergias y comorbilidades.
Antecedentes familiares (asma/enfermedades alérgicas).
Regularidad de contacto con animales.
Factores de estrés laboral o privado.
Aunado a lo anterior es necesarios realizar algunas pruebas que puedan descartar que se trate de otro tipo de enfermedad que logre estar creando confusión, ya que existen enfermedades con la capacidad de simular asma gracias a la sintomatología desarrollada que es tan similar. Algunas de ellas son:
Inmunodeficiencia congénita o adquirida.
Discinesia ciliar primaria.
Fibrosis quística.
Disfunción de las cuerdas vocales (DCV).
Obstrucción de la vía aérea central.
Síndrome de aspiración recurrente.
Bronquiolitis.
Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Hiperventilación psicógena.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Insuficiencia cardiaca.
Embolia.
Efectos secundarios producidos por algunos medicamentos (por ejemplo: tos inducida por inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina).
Retomando el tema de las pruebas, se requiere proceder a exámenes clínicos como las pruebas de función pulmonar (aquí se pueden encasillar la espirometría y/o la plestimografía de cuerpo entero), pruebas de reversibilidad (en caso de existir obstrucción de las vías respiratorias) y/o pruebas de hiperreactividad (si no existe obstrucción de las vías respiratorias). Además, se pueden integrar pruebas de alergia (cutáneas y análisis de sangre), y análisis para la medición de los niveles de óxido nítrico exhalado.
Existe también la tomografía computarizada de tórax la cual puede resultar de gran utilidad para descartar muchos diagnósticos diferenciales como es el caso de malformaciones, displasias, tumores, bronquiolitis, bronquiectasias, embolia pulmonar, alveolitis y otras enfermedades pulmonares de tipo intersticial. Lo anterior, en conjunto será fundamental para desarrollar un diagnóstico certero y que aporte información adecuada sobre el tipo de asma que se padece y con ello poder seleccionar el mejor tratamiento.
Tratamientos
Cabe resaltar que el tratamiento depende de un sinfín de factores, como lo mencionado previamente en las pautas tomadas en cuenta por los médicos para otorgar un diagnóstico, por lo tanto, va a variar ampliamente de paciente a paciente, sin embargo, aquí mencionaremos de qué va la terapia básica.
Fundamentalmente, los tratamientos consisten en un corticosteroide inhalado al que se agregan controladores adicionales como agonista β2 de acción prolongada, montelukast y/o teofilina. Si esto no consigue controlar el asma de forma adecuada, se pueden adicionar corticosteroides orales como la prednisolona. Asimismo, se debe proceder a:
Optimización de la terapia inhalada: La interacción paciente-inhalador optimizada es esencial para el éxito del tratamiento y el control del asma, por lo que los pacientes deben ser capacitados para alcanzar una correcta administración del medicamento.
Eliminación de detonantes persistentes: es crucial la identificación de los alergenos y la fuente de estos con la finalidad de eliminarlos o evitarlos.
Terapia para el tratamiento de comorbilidades.
Mi asma y CONVIVAX®
Me diagnosticaron asma a los 8 años lo cual marcó de forma repentina mi etapa de infancia pues fui un niño con muchas prohibiciones y restricciones a diferencia de los demás. Me era imposible tener peluches, andar corriendo y saltando por ahí con otros niños, y ni hablar de la posibilidad de tener una mascota. Nunca podía salir de casa sin mi inhalador y conforme fui creciendo los ataques de asma aumentaron también, siendo cada vez más frecuentes y agudos, provocando que mis prescripciones médicas aumentaron en cantidad de productos y dosis con el afán de controlar mi trastorno.
Hace un par de años mi alergólogo me habló de un suplemento alimenticio que se encontraba incursionando como producto de apoyo en tratamientos de pacientes con enfermedades de vías respiratorias, especialmente en diagnosticados con asma de tipo no severa. Compartió conmigo que había observado muy buenos resultados y lo sugirió como una alternativa que podría impactar de forma positiva en mi calidad de vida. Yo, después de haber intentado infinidad de remedios caseros, productos alternativos y medicamentos especializados, no confiaba en que en este momento de mi vida un producto como CONVIVIAX® podría representar algún cambio significativo, pero de igual forma me dispuse a usarlo ya que no perdería nada.
Con el paso de los meses logré notar que los episodios de ataques de asma iban disminuyendo en gravedad y frecuencia, así como los síntomas eran permisivos para desarrollar mis actividades cotidianas. Acudía a mis revisiones periódicas explicando mi situación por lo que mi médico procedió a disminuir de forma gradual las dosis de los corticosteroides. Sin embargo, estos también fueron siendo menos necesarios conforme pasaba el tiempo, pues era cada vez más extraño la presencia de una crisis.
Hoy en día continúo con inhaladores de rescate, pero su uso es sólo en caso de que surja algún ataque de forma repentina, y digo “repentina” porque hace más de un año que no sucede nada similar. Sigo cuidándome de los detonantes de mi asma y consumiendo CONVIVAX®.
FUENTES:
Castillo J.R., Peters S.P., Busse W.W. 2017. Asthma Exacerbations: Pathogenesis, Prevention, and Treatment. J Allergy Clin Immunol Pract. 5(4):918-927.
Kwah J.H., Peters A.T. 2019. Asthma in adults: Principles of treatment. Allergy Asthma Proc. 1;40(6):396-402.
Lommatzsch M., Virchow J.C. 2014. Severe asthma: definition, diagnosis and treatment. Dtsch Arztebl Int. 12;111(50):847-55.
Sockrider M., Fussner L. 2020. What Is Asthma? Am J Respir Crit Care Med. 1;202(9):P25-P26.
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